Dicen que hacer el Camino de Santiago “engancha” y no voy a ser yo la que diga lo contrario. El verano pasado nos calzamos las zapatillas y echamos la mochila al hombro para aventuramos por segunda vez en este viaje. También dicen que la experiencia es un grado y no voy a ser yo la que diga lo contrario, porque lo corroboro en todas sus letras. Pues bien, creo que tengo algunos kilómetros a mis espaldas como para poder contaros todo lo que he aprendido durante mis días como peregrina y que espero que os sean de ayuda, sobre todo para las personas que se inician por primera vez en este “Camino”: yo por lo menos, lo hubiera agradecido y espero que a ti también te sirva. “Siempre he querido hacer el Camino de Santiago”Cuando sale el tema “Camino de Santiago”, ¿Cuántas veces habéis oído esta afirmación? Seguro que montones…y si habéis hecho el Camino alguna vez, cuando vuelves, todo el mundo lo quiere hacer. En este punto, dos posturas. La primera…cuando lleva implícito ese tono de “chulería”… “sí, sí, sí, yo también lo voy a hacer, y encima a la pata coja, blah blah, blah, blah” como quitando importancia a la hazaña --porque sí para mí, conseguir tu meta y que llegues con tu esfuerzo a Santiago, es muy grande—me pone de los nervios; porque, como compruebas al pasar los años, sigue sin hacerlo. Y la segunda…”quiero hacerlo pero nadie se anima”. Pues bien, si formas parte de este otro grupo, quiero animarte a que lo hagas con compañía o…sol@. ¿Te has planteado cumplir tu sueño en solitario? Tomar la decisión de hacerlo en solitario merece todos mis respetos; ya que, me parece muy valiente, ¿y sabes qué? quiero decirte que las dos veces que he hecho el Camino hay muchísima gente que lo hace así, tanto chicos, como muchísimas chicas y…de todas las edades: os sorprenderíais. Y añado, mucha gente empieza en solitario; pero, acaba “muy acompañad@” porque en el Camino se forjan amistades muy especiales. Te puede interesar: Camino de Santiago Portugues desde Tui“No voy al gimnasio y no podría hacer el Camino de Santiago”No empieces a ponerte obstáculos a ti mism@. Solo te hacen falta unos kilómetros en el Camino para darte cuenta que no hay ni edad, ni ser fibroso/a, ni tener un trasero “sin chicha” para hacer el Camino. Ya sé que habré provocado más de una carcajada; pero, es así. Yo misma, ni tengo cuerpo atlético, ni tengo un “pandero” pequeño y lo he conseguido; o sea que, tú también lo puedes hacer. Lo que creo que es importante es que si has tomado la decisión de hacer el Camino, hagas dos cosas: la primera, acostumbrarte a tu mochila “llena” (puedes llenarla con botellas de agua, paquetes de legumbres, arroz…esas son algunas ideas) y a tus zapatos (sobre esto te hablaré más adelante). Y en segundo lugar, más que “matarte” a subir y bajar pendientes como una cabra montesa, que ya lo harás más adelante, empieza por caminatas menos exigentes en las que estés una media de 3 horas aproximadamente andando. La mente es tan importante o más que el estado físicoPues sí. Creo que es importante mentalizarte de que pasarás bastantes horas al día caminando y conforme vayan pasando las etapas tu cuerpo se irá resintiendo. Todas las etapas son distintas en muchos sentidos: el estado del Camino, los desniveles, el cansancio acumulado, el humor con el que afrontemos la etapa o la compañía con la que cuentes. Y lo digo porque habrá etapas que “son de aúpa” y las hagas como si no hubiera pasado nada; porque, has encontrado gente con la que has ido “en alegre chachareo” y otras, aparentemente sencillas en las que un roce en el pie, una mala pisada o que se te rompa la mochila, por decir algo, hagan que te sientas incómod@ y aparte de que se te haga la etapa eterna, te parecerá un infierno. Aquí entra el juego la mente y es tan importante o más que tu cuerpo. Esta labor es muy importante que la hagas tan pronto como decidas en emprender el Camino. Ten claro que esto no es una carrera y tienes que ir a tu ritmo: tarde o temprano, ya llegarás. Y si sigues leyendo, te seguiré mostrando más enseñanzas del Camino. Es mejor subir que bajarSeñoras y señores, pitos y tambores…después de estar toda una vida equivocada, admito que es preferible subir que bajar. ¿Y por qué lo digo? Porque tras gastar suela, os puedo decir que al bajar, y más si se hace de forma efusiva (esto ocurre en muchos comienzos de Camino) y frenando cada paso con mucha firmeza, se destrozan las articulaciones, en especial, las rodillas. Cuando veas una cuesta que va hacia abajo, vete despacito —no hay prisa—y si es muy pronunciada, ayúdate con un palo que encuentres o usa el bastón si lo llevas. Si tus rodillas están muy resentidas, además de ir despacio, puedes bajar de lado o en zig-zag. Las temidas…ampollasLas puñeteras ampollas son uno de los grandes quebraderos de cabeza de l@ peregrin@s. Mi primer Camino provocaron una lesión en la rodilla, sí, sí, eso que parece tan inofensivo, “te la puede liar petarda” y alimentar el fantasma del abandono que en algún momento puede hacer acto de presencia, y sé de lo que hablo. Y la segunda vez, puedo decir que no tuve ni una sola ampolla... ¿y cómo lo hice? Dicen que la experiencia es un grado y que de todo se aprende, por ello, quiero compartir lo que a mí me hizo bien en la Caminata. Tener los pies secos (sin humedad) es importante. Esto se puede lograr teniendo en cuenta varios aspectos que te comentaré después: a la hora de elegir el calzado o una vez en ruta, podemos hacer algo tan sencillo como cambiarnos de calcetines. La hidratación de los pies: otro aspecto a tener en cuenta. Seguro que no solo me pasa a mí, que eso de tener que embadurnarnos los pies no nos hace mucha gracia; pero, os puedo decir que fue una de las mejores cosas que hice. ¿Hace falta darse vaselina en los pies? Pues si puedes hacerlo, es genial, pero si no, puedes hacer como yo y optar por una crema que sea muy hidratante. Yo me llevé un bote redondo de crema de urea de la marca Instituto Español: me fue de maravilla aplicándomela unas 2-3 veces al día. Olvida esos apósitos de Compeed y cúrate las ampollas. Tras la etapa, limpia la zona suavemente con agua y jabón o utiliza un desinfectante. Después, con una aguja esterilizada, las venden en farmacias y cuestan uno 10-20 céntimos, atraviesa la ampolla y con ayuda de una gasa drena el líquido de su interior. Finalmente, vuelve a desinfectar la zona y si es posible aplica Aceite Mepentol y deja la piel al aire. Hazme caso y cura las ampollas tan pronto como puedas. Si no lo haces, empezarás a modificar tu pisada, a apoyar más peso sobre un pie y…puede traerte consecuencias importantes. A mí misma me pasó eso y acabé con una lesión de rótula que no he podido curar. No estrenes zapatos en el CaminoNo improvises en el último momento, que te puede pasar factura. Compra los zapatos con antelación y úsalos no solo para entrenar: póntelos con suficiente frecuencia como para que al final los tengas cómodos y hechos al pie. A cuántas personas les habrá pasado que tienen unas botas casi descacharradas; pero, que calcen como un guante y que en el último momento han decidido cambiar de táctica y calzarse unas zapatillas nuevas ¿que han sido un martirio de ampollas y heridas que os podíais haber ahorrado?…¡os lo dije! La salud es lo primeroEspero que tu Camino vaya rodado y sin lesiones de gravedad; pero, si ya empiezas a resentirte demasiado y hay alguna zona que te impide caminar con normalidad y produce dolor, puedes optar por dos opciones: parar unos días, descansar y tratar la lesión o si ya lo has hecho y sigues igual, déjalo, no fuerces “la máquina”. Tomar esta decisión te va a fastidiar muchísimo, lo sé; porque, el Camino implica muchas ilusiones y está lleno de emociones; pero, te digo una cosa: es mejor curarse y volver a emprender el Camino en otro momento que provocar una lesión grave que sí que te impedirá volver a hacer el Camino u otros viajes más. Visita a tu podólog@Antes de echarte a andar, visita a tu podólog@ para que te corte bien las uñas y te haga un estudio de la pisada. Esta simple acción y las recomendaciones que te dará la persona, que sí sabe de pies, seguro que te ahorrarán más de un quebradero de cabeza. Al fin y al cabo, los pies sufren mucho y se pasan mucho tiempo “encerrados” dentro del calzado y una uña que se encarna o forzar lesiones por una pisada incorrecta que se puede corregir con una plantilla, se pueden evitar de forma muy sencilla si se hace con antelación. Y he dicho podólog@; pero, también podría hablar de una visita a el/la fisioterapeuta si sentimos molestias musculares o sufrimos de alguna lesión anterior. Invierte en calzado y mochilaCalzado para el Camino de SantiagoCreo que si debes saber invertir de forma adecuada tu dinero en algo importante para hacer el Camino son la mochila y los zapatos que utilizarás. Habrá quien piense que la mochila puede ser cualquiera; pero, de mochila a mochila va un mundo y van a acompañarnos durante muchas horas y días… A mí me parece que es importante que tenga funcionalidades que hagan que la espalda pueda estar aireada, que se adapte bien a nuestro cuerpo con asas, cinturón y cintas que sean cómodas; que cuenten con diferentes compartimentos y si tienen algún tratamiento deperlante o cuentan con un protector para la lluvia, mejor que mejor. En el mercado hay muchísimas marcas y en el Camino conocerás muchas otras cuando veas las mochilas de otr@s peregrin@s de otros países y también modelos. En este punto también serán importantes la capacidad, los gustos personales y el presupuesto. Lo que sí te recomiendo es que en la propia tienda, vayas probando a ver cuál te gusta más. Ahora bien, en mi caso, te puedo decir que he probado 4 mochilas en los 2 Caminos que he hecho y muy diferentes entre sí: una de Decathlon, otra del Lidl, otra de Vaude y otra de Deuter. ¿La que más me gustó? la Deuter, sin ninguna duda. Y como yo, muchas otras personas creo que están de acuerdo; porque, las mochilas Deuter y las Osprey se ven muchísimo en las etapas y por algo será…digo yo. Ahora bien, baratas, no son; pero, tienen muy buen diseño: hay mochilas diseñadas para mujeres y hombres, para que se adapten mejor a la curvatura de la espalda, las caderas…Mi mochila Deuter fue un regalo que me hicieron mis padres en mi cumpleaños. Si tenéis claro que vais a hacer el Camino, aprovechad las rebajas, los outlet, cumpleaños, Navidades…lo que sea, para haceros con un buen equipo. Calzado…aquí se abre otro debate sobre cuál es el mejor. Los pies, tanto como las personas…son un mundo. Lo que sí que tengo claro es lo que creo que no es un calzado adecuado para hacer el Camino y esas son: las zapatillas de correr (excepto las de Trail Running) y las chancletas…y lo digo porque he visto de todo. Hay gente que prefiere botas altas que protejan el tobillo, zapatos de trekking, de trail running e incluso sandalias anfibias (tipo Keen). Conozco a gente que ha llevado todas estas opciones y si les preguntan, te dirán que son estupendas, y no tienen por qué no serlo. Lo que todas tienen en común es una buena suela que permita un buen agarre al terreno y puntera reforzada o robusta para proteger los dedos de los pies: no sabes con las piedras con las que puedes tropezar o simplemente, darles una patada sin querer. Estas son las razones por las que creo que las chancletas y las zapatillas de correr, no son buenas opciones para los momentos en ruta. Ahora bien, para después de la etapa, te recomiendo unas chancletas que tengas muy cómodas: permitirán que el pie se airee tras estar tanto tiempo encerrado y te servirán como calzado para ducha, albergue, dar una vueltilla rápida…hay quien opta por unas sandalias con calcetines. Bueno, es para gustos; pero, sea como fuere, creo que el pie tras la etapa está mejor al aire. ¿Zapatillas con o sin “Gore-Tex? Como dirían en inglés: “that’s a tricky question”. Si vas en invierno, no dudo en que la respuesta es CON Gore-Tex; pero, para verano…yo he utilizado zapatos con y sin y me han ido bien las dos opciones. Está clarísimo que si no tienen Gore tex, el pie va más fresco porque transpira mejor; pero, ¿quién te dice que en el Camino no te va a salir un día lluvioso… o dos, o tres? Mi experiencia: La primera vez que fui me llevé unas zapatillas de trekking de Salomon que compré en rebajas y ya me costaron un ojo de la cara. Tenían Gore Tex y para atar, no tenían cintas, si no que una especie de tira que se ajustaba y después se guardaba en la lengüeta. A mí los zapatos de la marca Salomon me van muy bien, los uso normalmente; pero, reconozco que son bastante duros. El precio del calzado de Salomon varía en su gran mayoría por la suela, fijaos en la tienda cuando vayáis a comprar. La segunda vez, opté por unas La Sportiva; porque, la primera vez, observé que mucha gente los llevaba y aquí también esperé a rebajas para comprarme un par. Su precio es mayor que las Salomon. ¿El resultado? Muy muy satisfactorio. Me compré unas zapatillas con buena suela, delantera con algo de malla y sin Gore Tex. Para la gente que tenga algún problema en los pies y necesite un calzado algo más flexible, las zapatillas de Trekking de The North Face pueden ser una opción a considerar. Para chancletas…la primera vez llevé unas de Decathlon, las más económicas y me arrepentí un poco; porque, no las llevaba cómodas y si ese día tenía que andar un poco más de la cuenta, el pie ya empezaba a resentirse. La segunda vez, por lo tanto, opté por unas chancletas de Crocs (Crocband) (no el zapatroncho tipo zueco; sino que, chancletas, que también tienen) y fueron un acierto: tienen buena suela, son cómodas, no pesan mucho y la parte que está en contacto con el pie tiene unos puntitos antideslizantes. Ponerse los calcetines será un ritual He hablado de calzado, mochila…y añado: calcetines. Ahora hay calcetines especiales para trekking o montañismo en todas las tiendas de deporte. La mayoría de ellos, tienen zonas reforzadas, en las zonas que son propensas a los roces y también zonas más finas como en el empeine; cada calcetín tiene una letra “R” para Right [derecha] y “L” para Left [izquierda] para que su ajuste sea óptimo y no tendrán costuras. Esos calcetines merecen la pena…para la etapa además, os recomiendo que no estéis pensando en la estética de si se ve o no el calcetín…dejarlo para otro momento. ¿Por qué? Imaginad la de roces que pueden generar un calcetín tobillero, corto o pinky en la parte de atrás del pie. Yo os aconsejo llevar calcetines de caña normal o si preferís, de caña alta para protegerse más de las hierbas, piedras, sol… En el tema “calcetines” digamos que tengo claro cuáles son los que más me han gustado y he repetido: unos de Decathlon (Quechua MH 520) de doble capa que reducen la posibilidad de que se formen ampollas. En entrenos también he usado otros calcetines de Decathlon (Quechua FORCLAZ 500) y me han ido bien también. Lo que me gusta es que son “gorditos” y la sensación de “pie sudado” no es tan desagradable. Acabo de echar un vistazo a la web y el modelo MH 900 me ha gustado bastante; aunque, lo mejor es ir a la tienda y verlos “in situ”. Mi consejo es que compres 1 o dos modelos y los pruebes en los entrenamientos, para que veas cuáles te gustan más. Ten en cuenta que este tipo de calcetines son bastante gruesos y que según cómo andes con el tema de lavar la ropa, quizás no te vengan mal tener un par de repuesto por si te faltan tus calcetines “titulares”. Y a lo que iba…por las mañanas, tómate tu tiempo para ponerte los calcetines. Yo lo primero que hacía era revisar bien los pies fijándome en: si tenía rojeces, ampollas o heridas. Si las tenía, lo primero: drenar las ampollas y desinfectarlas, como te he dicho anteriormente; darse una capa generosa de Mepentol y cubrir bien con gasa y esparadrapo (como para que no se mueva). En el resto del pie, aplicar una buena capa de crema hidratante, insistiendo más en los dedos y parte trasera del pie y finalmente, colocarse el calcetín con cuidado de que no quede ningún pliegue y esté perfectamente ajustado: “un pliegue puede suponer una futura ampolla”. Comodidad y “cabeza” antes que ir a la moda Cierto es que la ropa de trekking, montañismo o para hacer deporte en general, ha cambiado mucho y hay donde elegir sin perder “el estilo”; pero, más allá de eso, se deberían tener en cuenta algunas cuestiones. Las personas que se pasan el día entero caminando, me darán la razón, de que las mangas y pantalones largos protegen del sol, de las picaduras y de muchas otras cosas. En nuestro caso, concentrábamos las etapas entre las 7:00-13:00 aproximadamente, para que cuando el sol comenzara a azotar no nos pillara demasiado; pero, siendo conscientes de ello, hay que protegerse: crema solar, visera-gorro (hay gente que incluso lleva un pañuelo para taparse el cogote) y ropa que cubra zonas “sensibles de quemarse” como los hombros. Por eso y por el roce de las asas de las mochilas, yo no recomendaría camisetas de tirantes y cuidaría el largo del pantalón corto. El pantalón corto es muy cómodo; pero, si os rozan los muslos, si son más bien largos, los agradeceréis para evitar un problema innecesario. Menos es más Hay ocasiones en las que viajar con maleta de cabina es un quebradero de cabeza; porque, no sabemos priorizar lo esencial o hay personas que son muy apañadas y lo hacen sin problemas. La diferencia con una maleta de cabina es que en este caso es que no vas a “tirar del carrito”; si no que, vas a ser el caracol que lleva su casa a cuestas, desde principio al fin. Así, que, “todo cuenta” y “todo pesa”. En general, se recomienda que la mochila no exceda el 10% de la masa corporal; por lo que, en general, podría decirse que alrededor de unos 6 kilos están muy bien. ¿Si son menos? ¡mejor que mejor! Eso sí, ten en cuenta que la mochila, ella sola, también computa. Imprescindibles El número de mudas, calcetines, camisetas, pantalones…pues es muy relativo; pero, hay cosas que sí o sí, las deberías llevar contigo: una capa/poncho para la lluvia; gorro-visera para el sol, un pequeño neceser-botiquín con: gasas, esparadrapo, Mepentol aceite, betadine o desinfectante, aguja*, analgésicos, antiinflamatorios, crema hidratante, crema solar, unas tijeras pequeñas*, pinzas, cantimplora o botella de aluminio, calzado de descanso y el cargador del móvil u otros dispositivos. Como ves, hay cosas que no he incluido en la lista y eso es porque muchas de las cosas, las puedes comprar en el camino. Hay farmacias en casi todos los pueblos y en la mayoría hay tiendas para peregrinos donde venden casi todo. Por ejemplo: en el neceser no he incluido la aguja*; porque, si te desplazas a Galicia en avión en los controles del aeropuerto te la van a quitar y eso se arregla pasando por una farmacia cuando empieces el Camino. Para optimizar el espacio, opta también por miniaturas a la hora de completar el neceser y para el botiquín, ¡no hace falta que te lleves la caja entera de ibuprofeno! Si es que te empiezas a fastidiar, siempre tendrás una farmacia donde comprar cosas más específicas. Ropa-lavanderías Aquí seguimos “haciendo la mochila”… ¿Cuántas mudas llevo? ¿Cuántos pares de calcetines debería llevar? Bueno…aquí abrimos también la puerta a las opiniones; pues, hay para todos los gustos… Si sigues con la máxima de “menos es más”, que es buena filosofía…con 3 camisetas y dos pantalones, ¿vas que chutas? ¿Tienes el síndrome “del por si acaso” y necesitas algo más? Bueno, antes de nada, vamos a pensar con qué frecuencia debería hacer la colada y de cómo pensamos solventar este tema. En cuanto a mi experiencia he visto muchas opciones y también las he experimentado: limpiar la ropa a mano y secarla en la habitación; limpiar la ropa a mano y secarla en un patio del alojamiento; poner la lavadora en el alojamiento y secarla en un patio o…ir a una lavandería. Todas las opciones valen; pero, vamos a ir más allá: ¿qué ocurre si llueve y no tienes dónde secar la ropa?, ¿Qué ocurre si lo que has lavado a mano no se seca (algo que ocurre con los calcetines, y calcetines mojados…como que no)? En algunas ocasiones donde te alojes te darán la posibilidad de limpiar la ropa, con lo cual, te recomiendo que cuando planifiques tu viaje, te informes sobre esta cuestión. ¿Que luce un sol tremendo y que puedes poner la lavadora en el alojamiento? Perfecto, pon la lavadora y seca en el patio y si no…opta por la opción lavandería. Y también habrá gente que diga que si es caro, que es un gasto extra, etc...bueno, que cada persona valore sus opciones y cada persona sabe cómo podría manejarse mejor; pero, yo ya os he dado muestra de cosas a tener en cuenta. Yo la mayoría de veces he optado por lavanderías, que las hay en la mayoría de los pueblos que son un poco grandes o en el mismo alojamiento tienen lavadoras y secadoras que te solucionan el problema igual. Precios…en una lavandería normal de la calle, lavar y secar sale por unos 7€ y tienes la ropa limpia y seca en menos de una hora. La ventaja es que si vas en grupo, las lavadoras son grandes y se puede aprovechar el mismo lavado para unas cuantas personas. En los alojamientos, los precios son parecidos, entre 5-7€. En algunos incluso puedes poner la lavadora y luego tender en el patio, que sale más barato. Nosotros algunas cosas como camisetas sí que las hemos lavado a mano y si tienes dónde ponerlas a secar, puede ir bien; pero, hemos tenido mala experiencia con los calcetines; porque, como son gruesos, no se terminan de secar bien. Seguramente no adelgazarás ¿Qué “cachonda” es la báscula, eh? Estoy segura que muchas personas se animan pensando en que adelgazarán en el Camino y de repente, da la casualidad que la masa se mantiene o incrementa, jajaj. ¿Posible explicación? Durante los días de caminata ingerimos muchos glúcidos, más de lo normal y nuestro pobre páncreas está trabajando a destajo creando insulina. Esto mismo puede desesperar a la gente y hacer que no adelgace ni medio gramo. Por lo que…si controlas esos picos de producción de insulina, estarás ayudando a que tu cuerpo funcione mucho mejor y…también conseguir, a largo plazo, bajar unos kilos. Que no falten el chocolate, el agua y los plátanos Suena un poco contradictorio que diga que en nuestra mochila no deben faltar: “plátano y chocolate, ¿no? Ambos alimentos tienen glúcidos, sí; pero, habrá momentos en los que sintamos que nuestro cuerpo va perdiendo energía y necesita “cargar la batería” antes de que se descargue del todo y nos dé una buena “pájara”. Si esto nos ocurriera o sentimos que nos está sucediendo, parad y tomad glúcidos de absorción rápida o simples: azucarillos, chocolate, pan*, galletas*... y si estamos muy mal: una coca cola, un aquarius... Pero si lo hacemos bien, no tiene porqué ocurrir. ¿Cómo alimentarnos antes y durante la etapa? Lo primero, desayunar bien. No salgáis con un cafecito o sin tomar nada de nada: pájara asegurada. Hay que comer antes de hacer ejercicio, siempre. Lo ideal sería combinar glúcidos complejos (o de absorción lenta), que nos harán la función de combustible y proteínas…para conseguir domar el pico de insulina y que el torrente sanguíneo no sufra sobresaltos. En ruta, es importante comer y beber agua de forma más o menos regular, por lo menos, cada 2h sería recomendable. Los glúcidos complejos son aquellos elaborados con harina integral, cereales, frutos secos, higos, plátano…entre todos ellos, el plátano (los que no están maduros tienen más almidón, glúcido complejo, que los que sí lo están) y los frutos secos son buenos aliados: por su aporte nutricional, comodidad para transportarlos y facilidad para encontrarlos en las tiendas que vayamos encontrando. Y lo ideal sería combinarlos con proteínas: pavo, jamón, huevo, quesitos, yogurt… ¿A quién le desagrada un bocata a media mañana? Un bocata con un buen pan integral y jamón, pavo…unas rodajas de tomate, está genial. El bocata también está lleno de ventajas: se monta en un pis-pas y es muy cómodo de comer. “Al que madruga, Dios le ayuda" Ésta es una de las máximas del Camino. Prefiero madrugar que que me pille el sol y me achicharre. Me acuerdo de nuestro primer día en el Camino Portugués…La mujer que regentaba el alojamiento donde estuvimos, nos insistió que nos quedáramos a desayunar y salimos sobre las 8:30. El día anterior en Tui tuvimos 43ºC y lo pasamos muy muy mal…y como no podía ser de otra manera, el día siguiente también comenzaba a apretar el sol desde muy pronto. ¡En buena hora le hicimos caso! Hicimos el tramo de Tui-Porriño con muchísimo calor y sol. Desde entonces, aprendimos la lección: salir a caminar cuando amanezca y evitar el sol todo lo posible. Estira-Estira-Estira Antes de salir y al concluir la etapa: estira. Tómate tu tiempo y hazlo despacito. Los estiramientos van a ayudarte sin duda a prevenir lesiones: ¡quítate la pereza y estira Para cuando no puedas más Si sientes molestias, ampollas, cansancio, que te estás mareando o simplemente te sientas cansad@: para. Para, siéntate, cámbiate de calcetines, cura las ampollas/heridas, repón fuerzas, come, bebe…lo que necesites. Si la etapa es larga haz una pausa para comer tranquilamente y retoma el camino cuando el sol no apriete tanto. Cuídate, que si no lo haces, las consecuencias pueden llegar a ser más graves de lo que piensas. Y por otro lado, me reitero: esto no es una carrera, vete a tu ritmo y no te agobies, intenta disfrutar del camino. No eres ni mejor ni peor por no ir a Albergues Afortunadamente, hay muchos tipos de alojamiento en el Camino. Algunos facilitan la interacción con otr@s peregrin@s, otros tienen más comodidades, otros permiten ajustar el presupuesto al máximo, alojar a un grupo más grande…pues te diré que según lo que buscas, optes por dormir en el bosque en una tienda de campaña, una habitación de albergue, una habitación privada en un hotel rural o pensión o incluso te des un capricho y pases la noche en un hotel de balneario. Ninguna es mejor que otra: todo depende de tu situación económica, tus circunstancias o lo que busques. Cuántas veces he leído que si no vas a albergues no estás haciendo el Camino auténtico. Eso es una gilipollez. Cada uno que haga el Camino cómo le plazca. No se debería definir tu experiencia en el Camino por donde comes o dónde te hospedes; sino que, esos momentos en los que vas en silencio o hablando con la gente que encuentres en el Camino; los aprendizajes adquiridos o las sensaciones que vayan surgiendo. A esas personas que hablan de lo auténtico o de lo que es fake, les recomiendo que para lograr esa “autenticidad” de la que hablan, la apliquen a su máxima extensión: sustituye tus botas por sandalias de cuero o vete descalz@; cambia tu camiseta técnica y pantalones dry-tech por la túnica de peregrino; deja en casa esa mochila y súmate al zurrón; duerme donde puedas en albergues sobre la paja o bajo el pórtico de una iglesia…en fin…ah! Y olvídate el móvil, GPS, las cremas, las linternas y esas cosas…es que si no, no es auténtico, ya sabes… No eres ni mejor ni peor por hacer los últimos 100km, 200km o hacer el Camino completo Vuelvo a decirlo: que cada persona haga el Camino que mejor le parezca. Hay situaciones en las que la situación laboral, familiar o personal (o lo que sea) no le permita más que disponer de X días para hacer el Camino. Hay gente que hace los 100km por vivir la experiencia; porque su cuerpo no podría aguantar más km por motivos de salud; porque no se puede ausentar de su casa más que unos días…por lo que sea…Si está establecido que si se realizan los últimos 100km a pie se da una “acreditación”, ¿Qué más te da a ti? ¿Por qué razón haces el Camino tú? ¿Por qué lo harán los que hacen solo los 100 últimos km? ¿Lo sabes? Si te fastidia, pues, tienes un problema…En este sentido, lo peor que he llegado a leer es de gente que despotrica por este hecho y que luego se dedica a organizar viajes que incluyan: acompañamiento, alojamiento y transporte de mochila para peregrin@s para hacer los últimos 100km y luego se lucre de ello…¡por favor…! ¿Que el Camino mueve mucho gente y dinero? Eso ya lo sabemos; pero, el Camino de Santiago se tipifica como turismo religioso (quizá ahora, deportivo también) no son Fiestas Salvajes ni Magaluf. Si se hace una correcta gestión y coordinación de todos los agentes implicados, no tiene que haber mayor problema; porque, en Sarria, por ejemplo, se junte bastante gente en final de etapa. ¿Se colapsa Sarria los 365 días del año? ¿Qué me dices de Santiago entonces, que es donde “acaban muchos Caminos”? Te pueden interesar: |
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